Erase una vez una gran multitienda que posee nombre de capital francesa, a la que tuve el disgusto de ir a cambiar un regalo de navidad. Resulta que dicho regalo costaba “X” plata pero lo cambiamos por uno que costaba “X-6 lucas” con lo que la diferencia era de 6 lucas exactas. Así que decidimos llevar otro producto. 

El primer producto encontrado fue uno que era de una tienda “que no era la misma tienda si no otra tienda que estaba dentro de la tienda, pero que es otra tienda” con lo que el cambio no se podía realizar. 

Al rato encontramos otro producto que costaba 7 lucas y ¡suerte la mia! estaba en oferta a 5.990  A lo que la cajera muy amablemente me dice “le quedan 10 pesos”, a lo que le dije… “No hay problema, puede quedároslos, buena mujer” a lo que me responde que “El sistema no permite donaciones a la multitienda, por lo que debe comprar otra cosa”. Es decir, por tener 10 pesos a mi haber, me hacen el favor de que tengo que gastar más dinero en su mugrosa tienda. Mi cara de felicidad al respecto fue algo así: 

Algo así, digo, pero con ticks. Intento cambiar por otro articulo similar, de valor dos mil pesos más caro que el primero, pero ¡suerte la mia! también estaba en oferta a 5.990. Al final me llevé también un sixpack de latas de coca-cola a la grandiosa oferta de 1990.

La sinvergüenzura de las grandes tiendas no posee limite.

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