Hasta el 30 de diciembre mi plan de año nuevo era hacer una mini fiesta en la casa con música de spotify. Pero mi compadre Lucho se consiguió una buena fiesta en lo más parecido que tenemos a Smallville en Santiago: Paine.

 

La fiesta fue conducida por Karol Lucero, pero a pesar de eso fue una buena instancia de pasarlo bien.

Pasamos de largo hasta el otro día bailando en el estadio de Paine. La luna llena se puso a eso de las 6.30 y nos indicó que la barra libre que supuestamente tenia más que piscolas (pero no) ya cerraba. Salimos del estadio y mientras esperábamos irnos me dieron ganas de orinar, probablemente por la cantidad impar de piscolas consumidas.

Evalué mis opciones. Podía ser un borracho más y mear una de las campesinas calles de esta proto-ciudad o comportarme como un ser humano civilizado y volver a los baños químicos. La opción fue clara: esto no era Valparaiso. Entré nuevamente y mientras seguía mi camino hacia los baños vi como una silueta se acercaba como un espejismo. Era el único ser humano que se interponía entre yo y mi meta, a menos de 15 metros. Un guardia de seguridad. Ahí se gesta una conexión humana como nunca el mundo ha visto:

-¿Donde va?

-A los baños, necesito ir a mear.

-La fiesta ya se acabó. Salga del estadio.

-Necesito ir a mear. ¿O Ud. prefiere que mee en la calle?

-No es mi problema.

-¿O sea para ud. es más decente que no use el baño químico?

-Si.

-O sea, ¿puedo mear aquí?

-(Confundido) No po, como vai a mear aquí.

-(Bajandome el cierre) Sipo, si no me dejas pasar al baño…

En este punto creo es necesaria una aclaración. Mido 1.84 y tengo casi un centenar de kilos. El guardia que intentó poner sus manos sobre mi espalda debe medir algo así como 1.70 y probablemente pesa bastante menos, por lo que al poner sus manos sobre mi me lo sacudí como a las pulgas. Debió ser sumamente frustrante para una persona que en vez de estar con su familia, pasó su noche evitando que un montón de curaos dejaran la cagá, coronar así una noche. Como un pobre pelele.

Es por eso que entiendo perfectamente porqué me mando flor de patá en la raja cuando me di vuelta.

En rojo, el pelele. Al fondo, los baños.

Me frené en seco, y dos carabineros se me acercaron. Les explique racionalmente la situación. Solo me recomendaron ir a constatar lesiones. En verdad no se como puedes constatar lesiones de una patada en la raja.

En eso vi como mi polola se acercaba y se me fueron todas las ganas de llenar una botella con orina y lanzarla en la cara al guardia culiao. Salí del estadio, expliqué la situación al resto y cuando llegué a la parte de explicar quién era el guardia les dije miren y grité: “AWEONAAAAAAAAAAAAOOOO!”

¿Y me vai a creer que el pobre hueón se dio vuelta y miró? Ahí se me pasó toda la rabia y me dio mucha risa.

En fin. Al otro día desperté a las 4 de la tarde, y lo que menos me dolía era el culo jajaja.

 

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