Tras el cumpleaños de una amiga, estábamos esperando micro en Irarrazaval con Macul cuando llego ese olorcito peculiar a químico de piscina que tienen las lacrimogenas. Ahí tomamos la primera micro que pudimos que nos acercara a la casa (o nos alejara de las mierdas esas). Tras acercarnos lo suficiente, tomamos un taxi. El taxista tras saber donde nos dirigimos esboza un “uuuy… hay barricadas”, con lo que dimos una vuelta más larga pero más segura.
El taxista comenzó a meter conversa… como casi todos los del rubro. Uno de los comentarios fue: “Deberían salir los milicos, ahí estos estudiantes no andarían revolviendola tanto”. En otros tiempos se me habría salido todo el troll, pero hoy no: no fue hasta que el taxista empezó a hablar de fútbol cuando empecé a webearlo. Y tras palanquearlo un rato se puso a llorar, pero no por otra razón que estábamos pasados a lacrimogena.
Ojala haya llegado bien a su casa. No creo que sea su culpa ser así de facho.

Foto no relacionada.

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