Con motivo de la conmemoración de los 50 años de un evento que ha dejado una profunda huella en nuestra historia, he preparado esta entrada (como la tercera de una serie) para reflexionar sobre lo que ocurrió y lo que significa para nosotros. Creo que es importante entender ese pasado para poder construir un futuro más feliz y digno.

En esta instalación site-specific, Máximo Corvalán-Pincheira aborda la memoria traumática y el paso del tiempo, destacando la relación entre la violencia de Estado, la memoria y la crisis climática. La obra consiste en planchas de acero frente a una puerta tapiada, con una grieta que permite el flujo de agua hacia una pileta, justo debajo de una de las puertas en el Palacio de La Moneda.

El artista, hijo de una persona desaparecida presente en La Moneda durante el golpe de 1973, explora el concepto de umbral como un trauma que divide el pasado y el presente. El agua que fluye representa la deuda del país con las víctimas y su memoria, mientras que la corrosión del acero en la fisura simboliza la imposibilidad de detener la memoria en movimiento.

“Hacer Agua” nos invita a reflexionar sobre cómo hemos construido nuestra relación con un pasado oscuro a través de la arquitectura y la memoria colectiva.

Curador: Sebastián Vidal Valenzuela

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