No soy el indicado para hablar de cultura, pero en esta página, casi sin querer queriendo, lo hacemos bastante seguido. En el marco de la reinauguración de la Plaza Blest, este humilde blog desea rendirle un reconocimiento, y qué mejor manera de hacerlo que contando su historia. Pocos saben que esta plaza es un homenaje a William “Guillermo” Blest, Director del primer curso de Medicina creado en Chile, por lo que se le considera el fundador de la medicina Chilena. Y no solo padre de la medicina sino también de Alberto Blest Gana, famoso novelista del siglo XIX y abuelo de Clotario Blest.

En mis tiempos universitarios, la Plaza Blest era un nombre que me sonaba más a punto de encuentro que a espacio público. Era, para muchos, un lugar de paso o de carrete, una excusa para juntarse, conversar y dejar que las noches se alargaran. De ese tiempo solo conservo dos fotos en blanco y negro del 2008, testigos algo borrosos de una juventud que solía aprovechar los pocos momentos libres en facultades que no eran la mía.

Buscando encontré una, que claramente no es mía:

La llegada del Metro

Cinco años más tarde, en 2013, durante las excavaciones para construir la Estación Hospitales de la Línea 3 del Metro, bajo los terrenos donde hoy se levanta la Plaza Blest, salieron a la luz restos de edificaciones del siglo XIX. Los arqueólogos identificaron pisos de ladrillo, cimientos y patios pavimentados con piedra huevillo, propios de construcciones de adobe y tejas que alguna vez ocuparon estos solares frente a la actual Avenida Independencia. En una de ellas habría funcionado una escuela primaria de niñas, cuyos vestigios —tizas, pizarras y materiales propios de la época— revelan un pasado educativo y doméstico a la vez. Estos hallazgos permitieron reconstruir parte de la historia oculta del lugar y comprender cómo, mucho antes de ser plaza, aquí ya se enseñaba, se vivía y se soñaba entre muros de barro y techos de teja.

Sin embargo, todos estos descubrimientos también prolongaron durante años la esperada reapertura de la Plaza Blest. Yo comencé a trabajar en la Facultad de Medicina en 2019, con el metro recién inaugurado y, durante esos años, la plaza era poco más que un peladero lleno de promesas de recuperación. Lo recuerdo perfectamente: cuando en 2021 recreé Beauchef en GatherTown, paralelamente hice lo mismo con Medicina, y la plaza la dejé como la recordaba antes, con árboles y verde, en lugar de ese sitio eriazo.


Los locos años 20

Tras el regreso de la pandemia, aproveché para documentar en fotografías la transformación de este espacio que, poco a poco, volvía a la vida. Durante mucho tiempo no fue más que un peladero, un terreno vacío que solo servía para congregar gente en simulacros de desastres naturales.

A fines de 2023 ocurrió un cierre perimetral, y durante estos años, observé cada cambio desde el segundo piso, cámara en mano, viendo cómo la Plaza Blest pasaba lentamente de escombros a espacio vivo. Desde esa altura se podía distinguir el pulso del trabajo: las máquinas, los primeros árboles, los caminos que iban tomando forma. Aquí pueden ver como pasa el tiempo:

Cuando cayo el muro

Días antes de la Reinauguración de la Plaza Blest, fui una de las primeras personas en cruzar cuando se derribó el muro que por casi dos años separó la plaza del resto de la facultad. Caminar por ese suelo recién abierto fue extraño: reconocía el lugar, pero al mismo tiempo todo era nuevo. Les comparto lo que vi y también las bonitas señaléticas instaladas por Metro.

Hubo algo simbólico en ese momento. No solo se recuperaba un espacio público, sino también un pedazo de memoria colectiva: la posibilidad de habitar, mirar y encontrarse otra vez en un lugar que, por un tiempo, fue solo ausencia, pero al mismo tiempo justo ahora que ya me voy.

Adelante estudios.

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